Jesús, Vocación Encarnada
“En el principio existía la Palabra…
Y la Palabra estaba junto a Dios.
Y la Palabra era Dios.
Todo existe por medio de ella y sin ella nada existe.
Lo que se hizo en ella era la vida y la vida era la luz de los hombres,
y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre cuando viene a este mundo.
En el mundo estaba y el mundo fue hecho por ella, pero el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, más los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios…
Y la palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros” Jn.1, 1-14
Jesús es la Palabra de Dios encarnada, es el amor encarnado, la llamada encarnada.
- Dios no se limitó a sembrar la semilla sobre el cuerpo de la tierra, sino que Jesús mismo ES la semilla de Dios que penetra en nuestra vida y así nos capacita para realizarnos verdaderamente como seres humanos.
- Si Dios se ha encarnado en Jesús, cambia la forma de entender la vocación.
- La llamada de Dios cobra nueva fuerza, vigor y hondura en la persona de Jesús.
- Jesús, es la Palabra de Dios por excelencia.
- Dios no nos convoca desde fuera, no nos llama con palabras o gestos exteriores que nos sacan de este mundo y nos arrancan de la tierra.
- Desde el mismo centro de la historia, como uno más entre nosotros, nos convoca para invitarnos a esa forma de ser humanos, a vivir nuestra vida humana como Él mismo nos ha mostrado.
- Jesús es Palabra de Dios y palabra de la humanidad.
- Jesús, es el lla-amante que confiere sentido a todo llamado.
- Jesús es ahora el que ama y dialoga con el llamado.
Quizás puedes preguntarte hoy cómo anda tu relación con Jesús y si vas avanzando en el camino de conocerle internamente, de escuchar lo que Él te propone para tu más honda y verdadera felicidad.
Sería bueno que tomaras conciencia de que eres una persona llamada a vivir tu vida desde la apertura a una vocación, a una llamada a la vida verdadera que está en tu interior. Déjate conquistar por Jesús de Nazareth y por su proyecto del Reino, deja que resuente en tu interior esa llamada a una vida llena de sentido y horizonte.